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LIBRO: EL SECRETO DEL ABUELO DE CARLES CANO


El abuelo Nicolás , Miguel y María (son hermanos mellizos) 


 

Un día entre los días , es decir, uno cualquiera, el abuelo Nicolás y Miguel, mi hermano mellizo, tuvieron la siguiente conversación:








Mellizos:son dos hermanos que pueden ser similares o muy diferentes, que nacen en el mismo momento.


-Abuelo, ¿tú de dónde te sacas todas esas historias que nos cuentas?

-De dónde las he de sacar, de aquí 

-contestó el abuelo, señalándose la cabeza-. ¿Qué te parece lo que me pregunta tu hermano, María? 


Yo me encogí de hombros. No sabía qué contestar. 







-¿Y no se te acaban nunca? -volvió a la carga Miguel. 

-De momento, no. Es más, creo que sería capaz de inventar tantas historias como pelos tengo en la cabeza. 



-¡Hala, qué exagerado!

Mi abuelo es un atrevido, y a veces suelta alguna que te deja con la boca como un rape.




Mi hermano dice que es un chulito, por eso de 

los cuentos y los cabellos de aquel día.

¡Ja! Vosotros pensaréis: seguro que está más pelado que un huevo, con la cabeza más lisa que un espejo, ¿verdad? Pues no, luce una hermosa cabellera, toda blanca, eso sí. 

Un desafío semejante no se puede olvidar,
 así que el martes siguiente de aquella conversación, cuando él y la abuela vinieron a cenar a casa, 


al irnos a la cama le dijimos: 

-¿Qué hay de uno de esos pelos de tu cabeza? 
Mi abuelo, que es muy  listo, lo pilló enseguida y nos dijo:
-¡Vamos allá!

Nada más llegar al cuarto, nos metimos en la cama


 y plantamos las orejas, 


esperando que nos preguntara 
"¿De qué lo queréis?",
 pero él nos dijo:
-No, no, no. esto ya no funciona así. 
Me tenéis que dar un par de cosas, mejor tres. 
-¿Por qué tres? -objetó mi hermano. 
-Bueno, tres es un buen número, nos dará juego, y si preguntáis a cada momento, no avanzaremos y no habrá cuento. 

-¿Y qué te damos, abuelo?
-a ver, a ver... -dijo mirando alrededor del cuarto-.¡Ya sé! ¡Volquemos la caja de juguetes!
-¡Pero si la hemos recogido esta tarde! 
-¿Queréis o no queréis cuento? 
-Vaaale. 
-No os preocupéis, después os ayudo a recogerlos otra vez. 
Volcamos los juguetes y se quedó mirándolos un momento.


 Enseguida se le iluminó la cara y dijo:
-¡Ajá! ¡Aquí lo tenemos! -exclamó cogiendo un peine-. ¿Veis? En una caja , en un baúl, en una maleta o en cualquier cajón, siempre hay algo que no debería estar ahí, algo que no corresponde y que se ha colado y que nos cuenta una historia.
 

-¿Y qué historia cuenta el peine, abuelo?
-Una historia peluda y mágica.

 Pero sigamos: ¿qué más veis que no debería estar ahí? 

-Esta carta del rey de bastos -señaló Miguel, ilusionado-. la cogí un día porque quería dibujar un rey  y se me olvidó devolverla al mazo.




 







-¡Mecachis! ¡Por eso no podíamos hacer tute! Bien, tenemos un rey y un peine.

 ¿Ves algo más, María? 
-Bueno, aquí veo una piedra de la playa. 
Quizá no debería estar ahí, la recogí porque parecía un huevo. 

-Estupendo, tenemos una piedra, un rey y un peine, veamos qué se nos ocurre. 



El rey Pelón
París, el pez y el candado
La maga Staropolsky
El mensaje en la botella
La pirata




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